Publicado el mayo 17, 2024

La agricultura de conservación no es una opción técnica, sino la infraestructura natural estratégica que España necesita para garantizar su soberanía hídrica, alimentaria y territorial frente a la crisis climática.

  • Transforma el suelo agrícola en un activo que captura carbono, cosecha agua y genera biodiversidad, revirtiendo la desertificación.
  • Alinea la rentabilidad del agricultor con los objetivos medioambientales nacionales a través de los ecorregímenes de la nueva PAC.

Recomendación: Los gestores del territorio y responsables políticos deben promoverla no como un subsidio, sino como una inversión prioritaria en la seguridad y resiliencia de la nación.

España se encuentra en una encrucijada existencial. La progresiva desertificación, el estrés hídrico crónico y la despoblación rural no son amenazas futuras, sino realidades que comprometen nuestro modelo productivo y social. Durante décadas, hemos buscado soluciones en el hormigón: más trasvases, más embalses. Estas medidas, costosas e insuficientes, ignoran el problema de raíz: un suelo enfermo, degradado y desprotegido.

La narrativa habitual se centra en técnicas aisladas. Se habla de no laboreo, de cubiertas vegetales o de rotación de cultivos como si fueran elementos de un catálogo. Pero, ¿y si la verdadera solución no estuviera en aplicar una técnica, sino en adoptar un sistema integral? ¿Y si la clave residiera en comprender que el suelo no es un mero soporte inerte, sino la infraestructura natural más valiosa de la nación?

Este artículo defiende una tesis audaz: la agricultura de conservación, entendida como un sistema holístico, es la política de Estado más eficaz y rentable para la ordenación del territorio y la resiliencia climática de España. No se trata de una utopía ecologista, sino de un modelo productivo basado en la ciencia, con casos de éxito probados en nuestras comarcas más vulnerables y plenamente alineado con los incentivos de la nueva Política Agraria Común (PAC).

A lo largo de este análisis, desgranaremos cómo este sistema protege el suelo, optimiza cada gota de agua, regenera la biodiversidad y se convierte en una herramienta de competitividad. Exploraremos los mecanismos agronómicos, las implicaciones económicas y los casos prácticos que demuestran que otro futuro para el campo español no solo es posible, sino que ya está en marcha.

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El suelo desnudo es un suelo enfermo: cómo la cobertura permanente protege tu finca de la erosión

Un suelo desnudo, expuesto a los elementos, es el síntoma más visible de una agricultura en crisis. En el contexto mediterráneo, con lluvias torrenciales y largos periodos de sequía, esta exposición es una sentencia de muerte para la fertilidad. La erosión hídrica y eólica no es un problema menor; es una sangría de nuestro activo más valioso. De hecho, se estima que España pierde anualmente hasta 30 toneladas de suelo por hectárea en las zonas más afectadas, un ritmo insostenible que nos conduce directamente a la desertificación.

La agricultura de conservación ataca este problema en su origen mediante uno de sus pilares fundamentales: la cobertura permanente del suelo. Al mantener los restos de la cosecha anterior (rastrojos) o al implantar cultivos de cobertera específicos, se crea un escudo protector. Esta capa orgánica intercepta el impacto de las gotas de lluvia, evitando la desestructuración del suelo y la formación de costras superficiales. Frena la velocidad del agua de escorrentía, dándole tiempo para infiltrarse, y protege el suelo del poder erosivo del viento.

El efecto es drástico. José Alfonso Gómez, investigador del Instituto de Agricultura Sostenible (IAS-CSIC), ha demostrado que si bien una cobertura del 30% ya tiene un efecto medible, alcanzar un 80-90% de cobertura reduce la erosión a niveles mínimos, acercándose al equilibrio natural de menos de una tonelada por hectárea al año. Es, en esencia, la diferencia entre gestionar la ruina o construir un patrimonio de suelo fértil. Dejar el suelo desnudo equivale a dejar una herida abierta en el territorio; protegerlo con una cobertura es iniciar el proceso de cicatrización.

Cosechar agua: cómo la agricultura de conservación ayuda a tu suelo a capturar y guardar cada gota de lluvia

En un país como España, donde la gestión del agua es un asunto de seguridad nacional, hemos invertido miles de millones en infraestructuras grises para almacenarla. Sin embargo, hemos descuidado el mayor y más eficiente embalse de todos: el suelo. La agricultura de conservación propone un cambio de paradigma: en lugar de solo transportar agua, debemos enfocarnos en «cosecharla» allí donde cae, transformando cada hectárea de cultivo en un reservorio estratégico.

Este sistema lo logra a través de una combinación sinérgica de sus tres pilares. La mínima alteración del suelo (siembra directa) preserva la red de poros y galerías creadas por las raíces y la fauna edáfica. Estos canales actúan como vías naturales de infiltración rápida, permitiendo que el agua de lluvia penetre en el perfil en lugar de perderse por escorrentía. La cobertura permanente, por su parte, reduce drásticamente la evaporación, protegiendo la humedad del suelo del sol y el viento. Es el equivalente a poner una tapa sobre nuestro embalse particular.

Detalle macro de suelo con cobertura vegetal mostrando la retención de humedad

Finalmente, la rotación de cultivos diversificados, con raíces de diferentes profundidades y arquitecturas, explora y mejora la estructura del suelo a distintos niveles. El aumento de la materia orgánica, consecuencia directa de este sistema, actúa como una esponja, capaz de retener varias veces su peso en agua y liberarla lentamente para el cultivo. Este enfoque convierte el suelo en una pieza clave de nuestra soberanía hídrica, aumentando la resiliencia de las explotaciones ante las sequías y reduciendo la dependencia del riego.

El ejército invisible bajo tus pies: cómo la agricultura de conservación resucita la vida de tu suelo

Cada vez que aras la tierra, la dañas. Pierdes materia orgánica. Pierdes a los seres vivos del suelo y favoreces el aumento de la erosión por el agua y el viento.

– Simon Fonteyne, Investigador de CIMMYT

La agricultura convencional, con su dependencia del arado, ha tratado al suelo como un sustrato inerte. Esta visión es profundamente errónea. Un suelo sano es un ecosistema bullente de vida, un «ejército invisible» de microorganismos, hongos, insectos y lombrices que trabajan sin descanso para mantener su fertilidad. El laboreo es una declaración de guerra contra este ecosistema: destruye su hábitat, rompe las redes de micorrizas y expone la materia orgánica a una rápida oxidación.

La agricultura de conservación, al eliminar o reducir drásticamente el laboreo, firma un tratado de paz. La siembra directa permite que la estructura del suelo se estabilice, creando un hogar seguro para su biota. Los restos de cosecha en superficie se convierten en alimento y refugio. El resultado es una explosión demográfica de vida subterránea. Ensayos realizados en España demuestran que en siembra directa se alcanzan poblaciones de 200 lombrices por metro cuadrado, frente a las apenas 30 que sobreviven en un sistema de laboreo convencional.

Este ejército biológico es el verdadero motor de la fertilidad. Las lombrices airean el suelo y sus deyecciones son un fertilizante de primera calidad. Los hongos micorrícicos forman simbiosis con las raíces de las plantas, extendiendo su alcance para capturar agua y nutrientes (especialmente fósforo) a cambio de carbono. Las bacterias fijan nitrógeno atmosférico y descomponen la materia orgánica, liberando nutrientes de forma gradual. Restaurar esta vida no es un objetivo secundario; es la estrategia fundamental para construir el capital de suelo, reducir la dependencia de fertilizantes sintéticos y crear un sistema agrícola verdaderamente resiliente y autosuficiente.

Agricultura de conservación y la nueva PAC: la guía para cumplir con los ecorregímenes y cobrar más ayudas

Para un gestor o responsable de una cooperativa, la viabilidad económica es tan importante como la sostenibilidad ambiental. La gran noticia es que la nueva Política Agraria Común (PAC) 2023-2027 alinea por primera vez ambos objetivos de forma explícita. Lejos de ser una carga burocrática, los nuevos «ecorregímenes» son una invitación directa a adoptar las prácticas de la agricultura de conservación, recompensando económicamente a quienes lo hagan. Convertir las exigencias de la PAC en una ventaja competitiva es ahora una estrategia tangible.

Los tres pilares de la agricultura de conservación se traducen directamente en ayudas. La siembra directa es la práctica estrella del Ecorrégimen P3. Las cubiertas vegetales, tanto espontáneas como sembradas, son el objeto del Ecorrégimen P4. Y la rotación de cultivos, junto con el mantenimiento de espacios de biodiversidad (Ecorrégimen P5), forma parte tanto de la condicionalidad reforzada (BCAM 7) como de los pagos voluntarios. Esto significa que un agricultor que adopte el sistema completo no solo mejora su suelo y su resiliencia, sino que puede acceder a un paquete de ayudas acumulables que incrementan significativamente sus ingresos por hectárea.

La siguiente tabla, elaborada a partir de datos de la Asociación Española de Agricultura de Conservación (AEAC-Suelos Vivos), resume la correspondencia entre las prácticas y los ecorregímenes, ofreciendo una visión clara del potencial económico, como detalla un análisis exhaustivo de la nueva PAC.

Correspondencia entre Prácticas de Conservación y Ecorregímenes de la PAC
Práctica de Conservación Ecorrégimen PAC Beneficio económico estimado Requisitos principales
Siembra Directa P3 90-165 €/ha Supresión total del laboreo
Cubiertas Vegetales P4 61-155 €/ha Mínimo 30% cobertura del suelo
Espacios de Biodiversidad P5 56-175 €/ha 4% superficie no productiva
Rotación de cultivos BCAM 7 Condicionalidad básica Diversificación obligatoria

Adoptar la agricultura de conservación ya no es solo una decisión agronómica, sino una decisión estratégica de negocio que la propia administración incentiva y financia.

El cambio es posible: el caso de las comarcas españolas que se salvaron gracias a la agricultura de conservación

La transición hacia un nuevo modelo agrícola puede parecer un desafío abrumador, pero no partimos de cero. A lo largo y ancho de la geografía española, agricultores pioneros y comarcas enteras demuestran con hechos que la agricultura de conservación y regenerativa no solo es viable, sino que es la clave para la supervivencia y prosperidad en los entornos más hostiles. Estos casos de éxito son faros que deben guiar la política agraria a gran escala.

Estos ejemplos concretos, de norte a sur, muestran que el modelo es adaptable y exitoso en diferentes contextos climáticos y productivos de España. Son la prueba tangible de que es posible producir alimentos de forma rentable mientras se regenera el territorio, se lucha contra la despoblación y se construye resiliencia climática. El cambio no es una teoría, es una realidad que ya está transformando nuestro campo.

Agricultor español trabajando en campos con técnicas de conservación del suelo

Estudio de caso: Pioneros de la regeneración en la España vaciada

El documental ‘Revivir el campo’ documenta varias de estas experiencias transformadoras. En Ejea de los Caballeros (Zaragoza), Antonio Ruiz fue un pionero de la agricultura ecológica a gran escala. En Bañón (Teruel), en plena «Laponia del Sur», Marcos Garcés gestiona 400 hectáreas de cereal de secano ecológico con una rentabilidad y una resistencia a la sequía superiores a las de sus vecinos convencionales. En Tudela (Navarra), Carlos Álvarez cultiva 85 variedades de hortalizas demostrando la viabilidad económica de la biodiversidad. Y en Ferreira (Granada), una de las zonas con mayor riesgo de desertificación de Europa, Miguel Ángel Gómez está implementando con éxito un modelo de agricultura regenerativa que está devolviendo la vida al suelo.

Estos no son casos aislados, sino la punta de lanza de un movimiento que demuestra que la rentabilidad económica y la salud del ecosistema pueden y deben ir de la mano.

Cubiertas vegetales: la guía práctica para revivir tu suelo y cumplir con el ecorregimen de la PAC

Las cubiertas vegetales son una de las herramientas más poderosas y versátiles dentro del arsenal de la agricultura de conservación. Su correcta implementación es fundamental no solo para proteger el suelo de la erosión y mejorar su estructura, sino también para cumplir con los requisitos del Ecorrégimen P4 de la PAC y acceder a sus ayudas. En España, donde ya se aplican estas técnicas en más de 700.000 hectáreas, dominar su manejo es una necesidad estratégica.

Implementar una cubierta vegetal no es simplemente «dejar crecer la hierba». Requiere una planificación cuidadosa para maximizar sus beneficios y evitar posibles inconvenientes, como la competencia por el agua con el cultivo principal. La elección de las especies (leguminosas para fijar nitrógeno, gramíneas para estructurar el suelo, crucíferas para descompactar), el momento de la siembra y el método de finalización son decisiones clave que dependen del clima de la región y del sistema de cultivo.

Una gestión adecuada de las cubiertas permite aumentar la materia orgánica, suprimir malas hierbas de forma natural, crear un hábitat para insectos beneficiosos y, en definitiva, reducir la necesidad de insumos externos como fertilizantes y herbicidas. A continuación, se detalla un plan de acción básico para su correcta implementación en el marco de la PAC.

Plan de acción para: Implementar cubiertas vegetales según el Ecorrégimen P4

  1. Selección de especies: Elegir la mezcla de semillas (por ejemplo, veza y avena) adecuada según el cultivo principal (olivar, viñedo, cereal) y la zona climática (húmeda, semiárida).
  2. Siembra y establecimiento: Realizar la siembra en el momento óptimo, generalmente a principios de otoño (septiembre-octubre), para asegurar un buen establecimiento antes de las lluvias invernales.
  3. Gestión de la cobertura: Vigilar que se mantenga un mínimo del 30-40% de cobertura del suelo durante el periodo exigido por la PAC para poder optar a la ayuda.
  4. Terminación controlada: Elegir el método de finalización apropiado antes de que la cubierta compita con el cultivo principal: siega mecánica, aplastado con rodillo (roller-crimper) o, como último recurso, un herbicida de bajo impacto.
  5. Justificación y documentación: Anotar todas las operaciones (fecha de siembra, especies, método de terminación) en el cuaderno de campo digital, ya que es el documento fundamental para superar una inspección de la PAC.

Diseña tu rotación ideal: ejemplos prácticos para secano y regadío en España

La rotación de cultivos es el pilar de la agricultura de conservación que aporta inteligencia y visión a largo plazo al sistema. Abandonar el monocultivo no es solo una obligación de la PAC (BCAM 7), sino la estrategia más eficaz para romper los ciclos de plagas y enfermedades, gestionar las malas hierbas y diversificar las fuentes de ingresos del agricultor. Una rotación bien diseñada es un plan de inversión en la fertilidad y la resiliencia de la finca.

El objetivo es alternar cultivos con diferentes necesidades nutricionales y sistemas radiculares. Se busca incluir leguminosas (como guisantes, vezas o garbanzos) que fijan nitrógeno atmosférico y lo dejan disponible para el siguiente cultivo, reduciendo la factura de fertilizantes. Se alternan plantas de raíz profunda (como el girasol o la colza) que exploran y descompactan capas inferiores del suelo, con otras de raíces más superficiales. Esta diversidad biológica se traduce en un suelo más estructurado, fértil y equilibrado.

No existe una rotación única y universal; debe adaptarse a las condiciones climáticas y de mercado de cada comarca. A continuación, se presentan algunos esquemas de rotación orientativos para diferentes sistemas productivos en España, basados en las recomendaciones de organismos como el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), según se puede consultar en sus guías sobre la lucha contra la desertificación.

Esquemas de Rotación Orientativos para España
Zona/Sistema Año 1 Año 2 Año 3 Año 4 Beneficios esperados
Secano Norte Castilla Trigo Colza Cebada Veza/Guisante Mejora estructura suelo, fijación N
Regadío Valle Ebro Maíz Trigo Alfalfa Maíz Alta productividad, mejora MO
Secano Andalucía Trigo duro Girasol Barbecho semillado Garbanzo Adaptación sequía, diversificación
Regadío Levante Hortícolas invierno Maíz Hortícolas primavera Abono verde Intensivo sostenible, control plagas

Diseñar una rotación es, en esencia, diseñar el futuro de la explotación, equilibrando la producción a corto plazo con la construcción de capital de suelo a largo plazo.

Puntos clave

  • La agricultura de conservación es una estrategia nacional para la soberanía hídrica y la lucha contra la desertificación, no solo una técnica agrícola.
  • Los tres pilares (no laboreo, cobertura, rotación) trabajan en sinergia para transformar el suelo en una infraestructura viva que retiene agua y carbono.
  • La nueva PAC no es un obstáculo, sino un catalizador económico que financia la transición a este modelo a través de los ecorregímenes.

Agricultura sostenible en España: cómo convertir las exigencias de la PAC en una ventaja competitiva para tu explotación

Hemos recorrido los fundamentos agronómicos y los beneficios ecosistémicos de la agricultura de conservación. Hemos visto cómo se alinea con la nueva PAC y hemos constatado su éxito en el campo español. La conclusión es inequívoca: la sostenibilidad ya no es una opción, sino el único camino hacia la rentabilidad a largo plazo. Ignorar esta realidad es apostar por un modelo productivo agotado y abocado al fracaso, como advierte la propia comunidad científica.

El paulatino agotamiento de los recursos hídricos, su degradación, la pérdida de biodiversidad y la contaminación por plásticos, son la cara menos amable de un negocio que busca propulsarse con inversiones cada vez mayores.

– Jaime Martínez Valderrama, Investigador del CSIC sobre agricultura intensiva en zonas áridas

Adoptar la agricultura de conservación es una decisión de inteligencia territorial. Para el agricultor, significa reducir costes directos (combustible, maquinaria, fertilizantes) y aumentar la resiliencia de su explotación frente a la volatilidad del clima y los mercados. Para una cooperativa o una comunidad de regantes, implica asegurar la base productiva de sus socios a futuro y posicionarse como un referente de sostenibilidad. Para un gestor político, es la herramienta más eficiente para cumplir con los objetivos ambientales europeos, fijar población en el medio rural y garantizar la seguridad alimentaria y la soberanía hídrica del país.

Las exigencias de la PAC, a menudo vistas como una imposición, deben ser reinterpretadas como una hoja de ruta y una fuente de financiación para modernizar nuestro sector agrario. Cada euro invertido en un ecorrégimen es un euro invertido en la construcción de un capital de suelo fértil que generará dividendos durante décadas. Es hora de dejar de gestionar la decadencia y empezar a administrar la regeneración.

El momento de actuar es ahora. Como responsables del territorio y del futuro de nuestro sector primario, tenemos el deber de liderar esta transformación. Promover la agricultura de conservación a través de políticas activas, formación y proyectos piloto a gran escala no es una opción, sino una responsabilidad histórica para asegurar un campo español próspero, rentable y sostenible para las generaciones venideras.

Preguntas frecuentes sobre la agricultura de conservación en España

¿Cuánto puedo ahorrar en costes con la agricultura de conservación?

La reducción del laboreo puede suponer un ahorro directo de entre 60 y 100 € por hectárea solo en combustible y amortización de maquinaria. A medio plazo, la mejora de la fertilidad natural del suelo puede reducir la necesidad de fertilizantes nitrogenados en un 20-30%, generando ahorros adicionales significativos.

¿Es compatible la agricultura de conservación con la agricultura ecológica?

Sí, y de hecho son altamente complementarias. La agricultura de conservación ofrece el marco de manejo del suelo y la estructura del sistema (no laboreo, cubiertas, rotación), mientras que la agricultura ecológica define la naturaleza de los insumos permitidos (prohibición de pesticidas y fertilizantes de síntesis). Su combinación da lugar a los sistemas más regenerativos y resilientes.

¿Cuánto tiempo tarda en verse la mejora del suelo?

Los primeros beneficios, como una mejor infiltración del agua y una mayor estabilidad estructural del suelo, pueden observarse a partir del segundo o tercer año de implantación del sistema. La recuperación de niveles óptimos de materia orgánica es un proceso más lento que puede llevar entre 5 y 10 años, dependiendo del estado de degradación inicial del suelo y de la intensidad de las prácticas regenerativas aplicadas.

Escrito por David Romero, David Romero es biólogo y agricultor, pionero en la aplicación de técnicas de agricultura regenerativa y de conservación en fincas de secano en España. Con más de una década de experiencia, su trabajo se centra en la recuperación de la salud y la biodiversidad del suelo.